Camí de Cavalls 360º te permitirá descubrir la riqueza natural, histórica y cultural de uno de los últimos paraísos del Mediterráneo.
UNA PEQUEÑA ISLA EN MEDIO DEL MEDITERRÁNEO
Los menorquines utilizan a menudo el nombre afectuoso de “sa Roqueta” (la Roquita) para referirse a Menorca. Vista sobre el mapa puede parecer simplemente una pequeña isla en el corazón del Mediterráneo, pero esta percepción cambia cuando es vista de cerca: su pequeño territorio esconde infinidad de sorpresas, contrastes y rincones escondidos. La superfície de Menorca es de unos 700 km2, y en los puntos más alejados tiene apenas unos 50 km de este a oeste, y poco más de 20 de norte a sur. El punto más alto, el monte de el Toro, está a sólo 358 metros sobre el nivel del mar.
Sin embargo, en una isla tan pequeña podemos encontrar ejemplos de casi todos los ecosistemas mediterráneos, una admirable diversidad de flora y fauna, y multitud de especies en peligro de extinción o de alto valor ecológico. Un ejemplo: el 7% de las plantas de Menorca son endemismos, es decir, especies únicas en el mundo. Además, el litoral de la isla tiene una longitud nada despreciable: más de 200 km de costa mayoritariamente virgen, esculpida a lo largo de milenios por la mano artista del mar y el viento. Gracias a su conservación, la costa está llena de parajes inhóspitos.
RESERVA DE LA BIOSFERA
La riqueza de un patrimonio histórico, artístico y cultural único, manifestación humanizada de la diversidad medioambiental de la isla, completa el conjunto de una isla que ha merecido el reconocimiento de Reserva de la Biosfera por parte de la UNESCO.
La relación hombre-naturaleza ha sido una constante en la historia de una isla con un territorio pequeño, muy humanizado y a la vez muy bien conservado.
El objetivo de la protección del territorio es precisamente preservar la armonía y encontrar un equilibrio entre la conservación del medio ambiente, el desarrollo socioeconómico y el patrimonio histórico, artístico y cultural de Menorca.
Ser Reserva de la Biosfera significa ser un modelo de desarrollo sostenible. A pesar de ello, el equilibrio entre desarrollo socioecónomico y respeto por el medio ambiente es frágil y exige esfuerzo y atención constantes.
CONTRASTE DE PAISAJES
La enorme diversidad de hábitats y paisajes de Menorca tiene como soporte una compleja composición geológica. En este sentido, se puede dividir la isla en dos mitades:
El NORTE es más variado, está formado por una amalgama de terrenos y materiales muy antiguos. El litoral es muy accidentado y abrupto, y el paisaje está compuesto por colinas, torrentes y humedales. Los materiales que lo componen provocan un predominio de los colores oscuros. Las calas son muy variadas, con arenas de distintos colores y espesor, en ocasiones formando pintorescos guijarrales o playas de grandes piedras redondeadas.
El SUR está formado por rocas calcáreas y areniscas, de color más claro, y es más llano y homogéneo que el norte. Sin embargo, la mitad sur de la isla está surcada por numerosos y profundos barrancos que imprimen carácter a su relieve. A diferencia del norte, el litoral es más rectilíneo y abundan las playas de arena fina y blanca rodeadas por pinares, casi siempre al final de un barraco, como por ejemplo Cala Mitjana, en la foto.
EL CONTRASTE DE LAS ESTACIONES
Los visitantes de Menorca que sólo conocen la isla reseca, polvorienta y de tonos ocres del verano se sorprenden cuando comprueban el verdor exuberante que la cubre durante el resto del año. La isla luce especialmente sus cualidades durante la primavera, cuando el espectáculo cromático y olfativo de las flores estalla sobre el manto de la hierba verde.
El clima de Menorca es típicamente mediterráneo: templado, con veranos secos y calurosos e inviernos lluviosos y de temperaturas suaves. La oscilación climática se traduce en un marcado contraste de las distintas estaciones y grandes cambios en el paisaje. Cada época del año ofrece una nueva cara de la isla, cada una con su personalidad diferenciada.
UN MUSEO AL AIRE LIBRE
Pero Menorca no es rica sólo en restos de la edad de bronce, sino que también podemos encontrar importantes yacimientos, monumentos y bienes etnológicos de todas las épocas. El Camí de Cavalls en sí mismo forma parte de este patrimonio histórico, y es al mismo tiempo patrimonio vivo, quizás más vivo hoy que nunca.