Las barreras y barandas de acebuche son un elemento característico de los caminos rurales de la isla. Su aspecto rústico, que dota de una personalidad única a los senderos menorquines, es obra de maestros artesanos que encarnan una tradición milenaria.
Quien haya recorrido los caminos rurales de Menorca, ya sea a pie o en BTT, sabrá que el trabajo tradicional llevado a cabo durante generaciones y generaciones de artesanos se refleja en ellos a cada paso. Puede ser, no obstante, que acabe con la duda de qué artesano ha tenido más influencia en el aspecto y la personalidad de estos caminos ancestrales. ¿Será el paredador, responsable de las obras en piedra seca? ¿O será el arader, autor de los elementos de madera que lo integran?
Arader, artista del acebuche
Arader es el nombre que recibe en Menorca el carpintero artesano tradicional. El oficio se ha transmitido en la isla de generación en generación, junto con los secretos del trabajo de la madera de acebuche. Y es que la madera de estos olivos silvestres tan comunes en la isla es la materia prima fundamental para los araders.
En los caminos de Menorca en general y en el Camí de Cavalls en particular, los senderistas y bikers se encuentran a menudo con el trabajo de los araders. Especialmente en forma de las características barreras, que cierran los portillos. Permiten el paso de las personas al tiempo que evitan que se escape el ganado. Por eso es muy importante que los visitantes las dejen cerradas a su paso.
Otro elemento muy vistoso en algunos lugares de los caminos menorquines son las barandas. Las hay de bastante largas, especialmente en zonas de litorales escarpados donde realizan una función esencial de seguridad para las personas.
Tanto las barreras como las barandas ofrecen fotogénicas instantáneas.
Historia milenaria
La tarea del arader ha sido clave para la sociedad menorquina desde la época de los romanos, que colonizaron la isla en el 123 a.C. Ellos fueron los responsables de la introducción del arado para labrar la tierra. Precisamente del nombre de esta herramienta agrícola proviene la denominación “arader”.
La economía menorquina ha dependido de forma notable de la agricultura y la ganadería hasta la industrialización del siglo XX. Y las herramientas eran tradicionalmente de madera. Así que los araders eran artesanos muy reclamados para fabricar todo tipo de herramientas y también para repararlas y mantenerlas.
Arados, carros, mangos de todo tipo de utensilios, mesas, bancos… todos eran hechos por un arader.
Los araders hoy en día
La industrialización ha traído mucha maquinaria y herramientas de otros materiales más modernos a las tareas del campo. La agricultura y la ganadería todavía conservan un papel relevante en la sociedad menorquina, pero actualmente dependen poco del trabajo de los araders.
En cambio, la esencia menorquina y su personalidad todavía tiene muy presente la artesanía de acebuche y los maestros que la practican continúan siendo profesionales bien valorados. Eso sí, ya no se dedican tanto a las herramientas del campo, sino que los encargos de hoy en día los llevan más bien hacia el sector de la decoración y el interiorismo: barreras para los chalés de veraneo, barandas rústicas para adornar modernas escaleras, piezas de arte, regalos y mobiliario de todo tipo, desde bancos y mesas hasta sillas y taburetes, pasando por lámparas o percheros.
Incluso los ganadores de nuestra carrera hermana Epic Camí de Cavalls 360º se han llevado como recuerdo un trofeo de acebucho hecho por el artesano arader Ovidi Pons y que representa unas barreras.