En las tres etapas que hicimos el año pasado y que las circunstancias nos hizo regresar a casa, ya se adivinaba que la experiencia iba a ser extraordinaria. Las diez restantes que este año, felizmente, hemos completado, corroboran el éxito de un recorrido verdaderamente hermoso. Ya, en la primera etapa, el paso por Es Grau y el aterrizaje en Favarix, nos permitió admirar una muestra de lo que luego sería el Camí de Cavalls. Así ha sido, el paso por calas y más calas, dejándonos mojar en alguna de ellas; esos interminables muros de piedra seca, con sus puertas; pasar bajo la sombra de los acebuches y pinos; recorrer algunas de las variantes, como el sendero costero entre Cala Galdana y Sant Tomàs, cuando se rompían las olas en un día de mar movida; el norte con sus playas y acantilados salvajes, el este con sus idílicas calas, y el sur, si bien más urbanizado, nos ha regalado rincones cargados de magia; incluso los días de calor y los de tormenta, las noches estrelladas; todo ello amigos, para mi mujer Maite y para mí ha sido una bella experiencia.
Y qué decir de todo el equipo humano, al que le estaremos eternamente agradecidos, equipo que en todo momento ha estado, de una u otra manera, presente para lo que hiciera falta.
Una experiencia para no olvidar!
Un saludo